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En la Escombrera de la Comuna 13 se escarbará la verdad y se desenterrará la justicia

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Este lunes la Fiscalía comienza a desenterrar los misterios de La Escombrera y las familias de los desaparecidos aguardan con expectativa que se revelen los secretos del lugar. Durante más de una década, residentes y familiares de las víctimas han querido escarbar con sus propias manos el lugar, para hallar a sus seres queridos.
A simple vista es un montón de casitas apiladas, pero en el interior de esos ladrillos se guardan historias de una comuna de Medellín con cicatrices de la guerra.
“Es que que lo hijos de uno estén allí, Dios Mío bendito, es que uno saber que se encuentra su hijo ahí tan cerquita y uno tan lejos y no poder hacer nada, pues a veces le provoca a uno ir a escarbar”, dice Margarita Restrepo, familiar de una de las víctimas que se presume está enterrada en La Escombrera.
Desde una pequeña ventana ubicada en la cocina de su casa, Margarita centra su mirada en el sitio donde podrían estar los restos de su hija, desaparecida el 25 de octubre de 2002.
Mientras seca las lágrimas que se le escapan, cuenta que en esa arenera, donde llegan los escombros de las construcciones de toda la ciudad, se estima que hay entre 80 y 300 cadáveres.
Ese sitio en el día funcionaba de manera legal, y en las noches era controlado por los paramiliatres.
“Uno pensará,  allá está el hijo de uno enterrado, los hijos de tanto dolor y tanta tristeza por acá, que en la guerra sólo veíamos pasar cosas rojas en la noche, que uno por ejemplo, yo fui una de las que me tocó estar andando con mis hijos buscando una dormida, escondiéndonos del peligro y eso es muy triste que mi hija este allá, que al menos yo descanse ya”, asegura Margarita.
Desmovilizados del bloque Cacique Nutibara, hoy acogidos a la Ley De Justicia Y Paz, como alias Móvil Ocho, identificó tres puntos donde los paramilitares podrían haber enterrado cerca de 50 cadáveres. Incluso, narran que la gente era llevada y obligada a cavar su propia tumba.
Blanca Nidia Peréz, dice que su hermano fue uno de ellos: “hubo un testigo que vio cuando lo llevaban amarrado, y el señor le dijo ‘mono, ¿por qué lo llevan qué hizo?’ Mi hermano lo miró y los tipos de una le dijeron ´’siga en lo que está, no sea metido y usted pa´ bajo’ y le daba pata y lo golpeaban, después de allí fue cuando lo llevaron a una camioneta y se lo llevaron”.
A partir del año 2000 en la Comuna 13 empieza a vivirse un pico muy alto de violencia, literalmente las milicias salían a la calles encapuchados, a enfrentarse a disparos con miembros de las autodefensas que ya hacían presencia, y todo por el control territorial en cabeza de alias Don Berna, jefe del bloque Cacique Nutibara de las AUC.
Luego, llegó la operación Orión y según los defensores de los Derechos Humanos ahí se radicalizaron las desapariciones y homicidios.
Fernando Quijano, director de la corporación Corpades, dice que la Operación Orión “es una operación irresponsable, profundamente irresponsable de parte del Estado, porque usaron helicópteros como armas, que en una zona poblada como la Comuna 13, obviamente va a causar víctimas inocentes, fue un derroche de fuerza y represión”.
Pero lo más grave de Orión es que la comunidad vio a los paramilitares que andaban con la fuerza pública.
Según las denuncias que reposan en la Fiscalía, los habitantes eran llevados a la fuerza, bajados de los vehículos y asesinados en La Escombrera.
Los homicidios eran silenciosos y no se ejecutaban en las calles para no disparar los índices de violencia en la Comuna 13.
Esta historia de violencia comenzará a desenterrarse este lunes con la remoción de toneladas de tierra, arena y escombros en busca de los desaparecidos.

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