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Kim Jong-un pone a Corea del Norte en pie de guerra

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El líder norcoreano, Kim Jong-un, ordenó que las tropas presentes en la frontera estén en estado de alerta y listas para el combate este viernes, mientras la península vive un rebrote de tensiones tras un inusual intercambio de tiros de artillería entre ambas Coreas.
Las tropas del Ejército Popular Coreano (KPA) destacadas en la frontera deberán estar "plenamente listas para el combate y para lanzar operaciones sorpresa" a partir de las 17H00 locales del viernes (08H00 GMT), decretó Kim Jong-un, citado por la agencia oficial norcoreana KCNA.
Esta decisión fue tomada en una reunión de la Comisión Militar Central (CMC), convocada con carácter urgente la noche del jueves, unas horas después de que las dos Coreas intercambiaran disparos de artillería que no dejaron heridos ni daños materiales según las primeras informaciones.
Poco antes de las 16H00 del jueves (07H00 GMT), los surcoreanos detectaron un proyectil de artillería disparado desde territorio norcoreano por encima de la parte occidental de la frontera, dijo un portavoz a la AFP.
"Aterrizó de nuestro lado sin alcanzar ningún blanco militar", añadió.
Unos minutos después, Corea del Norte lanzó varios obuses de artillería más en dirección a un altavoz, pero los proyectiles cayeron en la parte surcoreana de la zona desmilitarizada (DMZ), que se extiende dos kilómetros a un lado y otro de la frontera entre ambas Coreas.
En represalia, las unidades surcoreanas lanzaron "decenas de obuses de 155 mm en dirección al lugar desde el que el Ejército norcoreano lanzó el cohete", dijo el Ministerio de Defensa surcoreano en un comunicado.
Pyongyang lanzó luego un ultimátum de 48 horas a Seúl para desmantelar los altavoces que difunden mensajes propagandísticos en la frontera, so pena de exponerse a acciones militares.
El ultimátum, que expira a las 08H00 GMT del sábado, fue rechazado por el titular surcoreano de Defensa, quien aseguró que la difusión de las grabaciones continuará.
"Estas provocaciones refuerzan las tensiones y nosotros instamos a Pyongyang a abstenerse de toda acción y discurso que amenacen la paz y seguridad de la región", reaccionó una portavoz del Departamento de Estado, Katrina Adams, citada por la agencia surcoreana Yonhap.
"Estados Unidos sigue inquebrantable en sus compromisos para la defensa de sus aliados y seguirá coordinándose con la República de Corea" (del Sur), advirtió.
Rebrote de tensiones
Los tiros y el ultimátum se producen en un periodo de aumento de tensiones en la península, tras un ataque con minas antiperonal imputado a Pyongyang por Seúl y el inicio la semana pasada de un ejercicio militar conjunto de Corea del Sur y Estados Unidos.
Corea del Norte indicó que el miércoles mandó una carta al Consejo de Seguridad de la ONU pidiendo una reunión urgente para evocar esas maniobras conjuntas.
A principios de agosto, dos soldados surcoreanos resultaron mutilados por la explosión de minas antipersonal cuando patrullaban en la DMZ.
Seúl acusa al Norte de la colocación de esas minas y respondió reanudando la guerra de propaganda en la frontera con la puesta en servicio por primera vez desde hace once años de los altavoces instalados en el sector.
El Norte desmintió cualquier implicación en el asunto de las minas y amenazó con bombardear "indiscriminadamente" los altavoces si los mensajes propagandísticos difundidos a todo volumen no cesaban de inmediato.
Las autoridades norcoreanas también esgrimieron la amenaza de represalias militares después de la negativa de Seúl y Washington de anular sus ejercicios conjuntos.
El último ataque directo contra el Sur remonta a diciembre de 2010, cuando Corea del Norte bombardeó la isla surcoreana de Yeonpyeong y causó la muerte de dos solados y dos civiles surcoreanos. Seúl replicó con obuses contra posiciones norcoreanas.
Los dos Estados siguen técnicamente en guerra porque la contienda de Corea acabó con un simple alto el fuego, no un armisticio.
Desde hace décadas, la península coreana se ve sacudida regularmente por bruscas subidas de tensiones que siempre sigue más o menos le mismo esquema: amenazas de creciente ferocidad por parte de Pyongyang, desaceleración y vuelta a la calma.

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