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Náufrago salvadoreño tuvo que volver al hospital

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El doctor Ricardo Hernández, el Jefe de Medicina Interna del Hospital San Rafael de Santa Tecla, donde estuvo recluido Alvarenga desde su regreso a El Salvador, informó que "se ha encontrado un problema con un parásito que se llama Anisakis, que es un nematodo, un parásito que puede provocar ciertas alternaciones de aparición tardía, que es lo que ha pasado con él", agregó.

Explicó que las especies de pescado que con mayor frecuencia pueden contener en su tubo digestivo este parásito se encuentran la sardina, el bacalao, el boquerón, el arenque y el salmón, entre otros.

Alvarenga relató a los médicos que mientras estuvo a la deriva se alimentó con pescado crudo, con la sangre de las aves, de tortugas, los ojos de las aves, todo ese líquido era el que consumía además de sus propios fluidos corporales, la orina, para mantenerse al menos hidratado, y el agua lluvia que caía y almacenaba en la lancha.

Los médicos dijeron que Alvarenga deberá de permanecer tres o cuatro días más en el hospital.

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La madre del náufrago, doña María Julia Alvarenga que también llegó al hospital a visitar a su hijo, dijo a los periodistas que fue el propio náufrago que pidió que lo llevaran al hospital porque le dolía todo el cuerpo, le dolía la cabeza y tenía los pies muy hinchados

Por su parte, el jefe de los servicios de psiquiatría del hospital, Fredy Sermeño, manifestó que la salud mental de Alvarenga "está muy bien, cada vez se recupera más, solo le ha quedado un poquito de problema de sueño, pero ya estamos controlando también eso".

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Según psiquiatras, el náufrago padece de talasofobia, que es el miedo al mar, y quiere evitar en la medida de lo posible estar frente a este, pero Alvarenga está viviendo en la casa de sus padres, en Garita Palmera, una pequeña comunidad de agricultores y pescadores, alejada del bullicio de la ciudad y a pocos metros del mar.

El caso de Alvarenga atrajo la atención de todo el mundo y cientos de periodistas llegaron al país, ávidos de conocer en detalle una odisea que muchos consideran un cuento chino: un hombre que atraviesa 10.500 kilómetros (6.500 millas) en el Océano Pacífico en un pequeño bote entre México y las Islas Marshall.

El viaje de regreso a su país, después de una semana de descanso y tratamiento médico en Majuro, capital de las Islas Marshall, tuvo largas escalas en Honolulú y Los Ángeles, donde los médicos lo revisaron para ver si podía seguir viaje.

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