Después de tres años de trabajos de remodelación y repotenciación, la estructura ubicada en el barrio Calos E. Restrepo restableció su servicio.
La Biblioteca Pública Piloto está totalmente renovada y con su nueva oferta hace un replanteamiento acerca de los servicios que prestan sus similares: el mundo de la virtualidad.
Sobre la oferta, Shirley Zuluaga, directora de la biblioteca, asegura que “esta nueva Piloto tiene tres niveles para el servicio a la ciudadanía: Un primer nivel donde tenemos una nueva librería, un nuevo café, una sala de exposiciones completamente renovada y un espacio público bajo techo a la entrada de la biblioteca; el segundo piso, donde ya encuentran toda la colección de literatura y también dos nuevos lugares, la Sala de escritores y lectores Manuel Mejía Vallejo y la Sala Audiovisual. Y vamos a tener un tercer piso que es nuestra terraza y son más de 3 mil 500 metros cuadrados nuevos”.
¿Cómo se repiensa una biblioteca como la piloto, para cautivar a ese público joven en medio de la revolución digital?
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La profesora Natalia Serna, quien también es diseñadora, indica que además “hay talleres culturales, talleres de lectura, de ciencias, de arte, entonces no se vuelve solo el lugar donde vas a consultar libros, sino que es un lugar donde vas a aprender absolutamente de todo, vas a compartir con otras personas, otras experiencias, otros contextos”.
En ese edificio considerado patrimonio cultural, los espacios cobran vida y sentido desde la forma como las personas se apropian de ellos.
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En cuatro mil metros cuadrados, la Piloto custodia la memoria de Medellín, de Antioquia, y aun de Colombia.
Entre las 8:30 a.m. y las 7:00 p.m. los usuarios de la Piloto pueden disfrutar de un total de 402.438 registros, entre libros, audiovisuales, recursos digitales y publicaciones seriadas, un espectro ampliado de actividades que la convierten en un centro vivo.