Mientras los voluntarios tratan de remover escombros en las calles, la comunidad permanece con linternas y pitos en mano a la espera de alguna novedad.
Las lluvias no dan tregua en Jericó, al suroeste de Antioquia. Toda la noche se registraron precipitaciones que dificultaron las labores de remoción de lodo, piedras y escombros de las calles. Además, agudizaron la angustia de los habitantes, quienes temen una nueva avenida torrencial.
El voluntario Héctor Peláez pasó toda la noche tratando de limpiar las calles de su barrio, mientras espera alguna noticia por parte de las autoridades:
“Ha sido un trabajo muy duro, el agua no nos ha dejado y nos ha pegado muchos sustos, hay mucho pantano. Esa montaña ha tragado mucha agua y nos ha ido muy mal a todos, por eso hemos estado ahí pendientes toda la comunidad, ayudando y con pitos por si nos toca avisarle a la gente. Todo el mundo hemos estado muy pendientes de las cosas acá y de las personas”, narró.
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Aunque la emergencia obligó la evacuación de mil personas, 800 ya retornaron a sus hogares. Sin embargo, la incertidumbre por no saber qué pasará les roba la calma.
“Nosotros estuvimos hasta las cuatro de la mañana despiertos, ya después nos acostamos, pero no pega el ojo nadie. Éramos desde la ventana mirando la montaña con linternas y todos estamos muy aburridos con la situación”, relató Héctor.
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200 personas están albergadas en el seminario, a la espera de una evaluación de riesgo. Mientras tanto, la alerta roja se mantiene.