Los académicos trabajan en un recubrimiento comestible de origen vegetal para contribuir al desarrollo y progreso del campo colombiano.
“Trabajamos con proteína de suero o con diferentes tipos de almidones. Estos tienen unas propiedades que hacen que sean plastificantes y podamos obtener este tipo de películas, las cuales nos sirven para proteger los alimentos y mejorar su vida útil”, explicó Óscar Vega, investigador.
Arepas, queso y ahora fresas son productos en estudio para el grupo de investigación en Biotecnología de Alimentos (Bioali), que desde hace nueve años viene trabajando en diferentes recubrimientos comestibles para alimentos.
“Hicimos un biopolímero a partir de proteínas que se obtienen del mismo proceso de elaboración del queso. Tomamos ese residuo, separamos las proteínas y a partir de ellas empezamos la explotación para obtener el biopolímero”, describió Diana Granda, investigadora.
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En este momento trabajan de manera especial con la fresa, fruta que cuenta con una vida útil de tres a cuatro días y que, con este recubrimiento, podría durar hasta diez, lo que facilitaría su venta.
“Una propuesta de solución para que el agricultor puede tener una mayor vida útil, pueda comercializar mejor sus productos a partir de estos recubrimientos comestibles”, destacó Óscar Vega.
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Actualmente, los cultivos de fresa tienen un problema crítico y son las vías de acceso. Mientras los productores sacan el producto y la llevan para la venta, pueden perder uno o dos días, tiempo que repercute negativamente en las economías de sus familias.
“Las comunidades que fomentan su sustento en la siembra, cultivo y venta de fresa, se ven muy afectadas por la cantidad de producto que se pierde”, lamentó Daniel Henao, estudiante investigador.
Asimismo, el mercado les plantea a los investigadores nuevos retos y la necesidad de conservar la firmeza, el color, el sabor y las propiedades fisicoquímicas, texturales y antioxidantes de la fresa.
Los mayores beneficiados de esta solución son la comunidad campesina y los comercializadores, porque la fruta tendría más tiempo de vida en anaquel.
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“Todas estas investigaciones van encaminadas tanto a los productores como a los comercializadores, para mejorar la vida de los alimentos”, resaltó Miller Restrepo, investigador.
La ventaja de este proyecto, financiado por el Comité para el Desarrollo de la Investigación (Codi), es que se puede extender a cualquier comunidad en el país e incluso en el mundo y, de esta manera, contribuir al desarrollo y progreso de la agricultura.
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