El desprendimiento de la montaña Los Aguacates destruyó ocho viviendas y obligó a 1.000 personas a huir de sus hogares.
Entre ellas, la familia Álvarez Correa, cuya casa quedó completamente destruida por la avalancha del lunes en la madrugada.
Sus nueve integrantes tuvieron que pasar la noche resguardados en cuatro colchonetas en medio de un salón, con otras familias que se encuentran en el albergue del Seminario.
Por ahora no pueden regresar a sus viviendas.
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"Eso fue una situación trágica, muy dramática para nosotros porque a uno nunca le había pasado una cosa de estas, entonces uno se pone que no sabe qué hacer", dijo Wilman Correa, uno de los afectados.
Blanca Margarita Correa, otra damnificada, dijo: “En mi hogar tenía todo y aquí no tengo, vivo con lo que me quieran dar, la ayuda que me quieran dar, pero hasta ahora la gente se ha manejado muy bien".
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Otras familias como la de don Santiago Tejada, quien salió de su casa junto a su esposa desde el día de la emergencia para alojarse con parientes de Jericó, regresan durante el día para sacar algunas pertenencias, y guardan la esperanza de que el riesgo desaparezca para retornar definitivamente a su hogar.
"Nos han dicho que no nos dejan regresar, que (podemos) sacar cositas no más, hasta nueva orden, eso es lo que estamos esperando a ver", manifestó Santiago.
El hospital del municipio también fue evacuado. El personal médico se encuentra prestando los servicios de salud y atención de emergencias desde el albergue del Seminario.
"Allá montaron todos sus equipos, de una manera coordinada están haciendo una atención oportuna a la comunidad que está ahí en el albergue y a la ciudadanía en general", indicó Jorge Pérez, alcalde de Jericó.
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Las autoridades señalaron que en el transcurso del día esperan habilitar el servicio de agua que se encuentra suspendido en el 50 por ciento de la población.
Mientras tanto la comunidad está recibiendo el líquido vital a través de carro tanques.
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