Para evitar las alteraciones de orden público durante las celebraciones religiosas, las alcaldías de estos dos municipios prohibieron la venta de bebidas alcohólicas.
La medida deberá ser adoptada por los habitantes y expendios durante el jueves y viernes santo, quien incumpla podrá afrontar una multa auspiciada por el Código de Policía.
Sin embargo, los dueños de bares y estaderos no recibieron con regocijo la noticia, pues consideran que afecta fuertemente sus ventas durante la temporada turística.
Los decretos también hacen referencia a la prohibición de música en sitios públicos en altos decibeles.
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