Rigoberto Ríos, de 80 años, dijo que su hijo lo estafó, lo dejó en la calle e intentó matarlo. Ahora vive encerrado y pide ayuda de autoridades en Bogotá.
“¿Cómo iba a pronunciar (yo) que iba a vender mi casa si eso era mi pensión? Por eso bregaba yo a conseguir platica”, relató entre lágrimas el anciano, engañado por el hombre de 34 años que luego de apoderarse de la vivienda lo echó.
La esposa del anciano, María del Rosario Guataquirá, que ahora es el sostén del hogar, se levanta, le deja la comida preparada y se va a trabajar no sin antes ponerlo bajo llave para protegerlo de su hijo que ya lo ha agredido en dos ocasiones y que tiene una medida cautelar para no acercarse a su papá.
Don Rigoberto lamenta el proceder de su hijo, a quien jamás le negó un centavo. Recuerda que le dio un carro “para que trabajara; me tocó quitárselo porque le puso muñeco”.
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El presunto agresor también es señalado de haber abusado de una menor de edad. Ella y su madre han tenido que cambiar tres veces de casa, pero el hombre, afirman, las encuentra y sigue amenazándolas.
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