En la carrera 30 con calle séptima de Bogotá una bodega funciona desde hace semanas como centro de eventos. A simple vista es un negocio de repuestos, pero los fines de semana se convierten en fiestas masivas con DJs, pantallas, luces y hasta tarimas durante tres días, sin importar el coronavirus COVID-19 .
La evidencia son imágenes proporcionadas por un denunciante que prefirió mantener en reserva su identidad, pero que conoció del lugar porque sus hermanas asistieron a la gran fiesta electrónica a escondidas de su familia y permanecieron durante tres días en este lugar.
Tras la denuncia, Noticias Caracol visitó el sitio y encontró que al caer la noche comienzan a aparecer los jóvenes. Los vehículos van llegando y se parquean en una estación de gasolina que está al lado de la bodega, como estrategia para no levantar sospechas ante las autoridades.
Una vez les daban la señal, en grupos o parejas ingresaban al lugar. Así ocurrió durante varias horas. Los llamados porteros vigilan la calle para que no sean detectados por la Policía.
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Noticias Caracol puso en conocimiento esta situación irregular ante las autoridades. Uniformados llegaron al lugar sobre la media noche del sábado. Allí estuvieron durante dos horas golpeando la puerta y pidiendo documentos a aquellos que querían ingresar, pero que no alcanzaron.
Esperaron hasta la madrugada del domingo intentando entrar, pero la puerta se mantuvo cerrada y adentro seguía la fiesta como si nada estuviera pasando.
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Ante la situación, gran parte de los policías se marcharon, pero se dejó un puesto fijo con un grupo de uniformados esperando a que salieran los jóvenes para tomar acciones y sanciones correspondientes.
Según informantes, las fiestas generalmente terminan en la madrugada del lunes, después de tres días de rumba.