“En las culturas orientales y europeas, hace muchos años, tatuaban en la frente a los asesinos”, dijo Cacerolo, autor de los grafitis que ha plasmado en las calles la imagen del confeso asesino de Yuliana Samboní.
Él y otros artistas urbanos quieren, con sus grafitis, revivir los llamados muros de la infamia, iniciativa que llevó rostros de violadores de niños a vallas públicas, hace casi diez años.
Estos dibujos no tienen restricción a menos que el dueño del predio no permita realizarlo, según el Distrito.
El 11 de enero iniciará el proceso contra Rafael Uribe Noguera por la tortura, violación y asesinato de Yuliana Samboní, de 7 años, crimen cometido hace un mes en el norte de Bogotá.
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