El hurto de un celular a las afueras del Liceo Francés desencadenó un tiroteo que causó pánico entre estudiantes y residentes del norte de Bogotá, en la calle 87 con carrera Séptima, sin que por fortuna alguien saliera herido.
Un padre de familia, con permiso para portar arma, les disparó a los dos hombres que acaban de robarle a una mujer.
Dos de las balas ingresaron por la ventana al quinto y tercer piso de un edificio.
“Atravesó el vidrio, pegó en la pared del frente, pasó a metro y medio de donde yo estaba saltando, haciendo ejercicio”, dijo uno de los afectados por el tiroteo en Bogotá.
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Según el hombre, se escucharon alrededor de 14 tiros “porque a los malhechores, el papá de un niño del colegio, les disparó para asustarlos. Ellos se dan a la fuga por la carrera Séptima, se dan cuenta que es cerrada y les tocó devolverse. Para evitar el fuego del señor que estaba armado le dispararon varias veces para amedrentarlo, para poder pasar y darse a la fuga por la calle 87 hacia abajo”.
Sin embargo, otros testigos señalan que solo el civil fue el que accionó el arma.
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El ciudadano afectado cuestionó lo sucedido: “es muy triste poner en riesgo o acabar con la vida humana por un celular, que aunque sea de alta gama, sigue siendo un aparato que no se compara con el valor de una vida humana”.
Pero ¿qué responsabilidad tendría un ciudadano al usar un arma para intentar evitar un atraco ?
Según el abogado Ricardo Burgos, quienes decidan accionarla deben hacerlo “para proteger un derecho propio o ajeno de un peligro actual e inminente, en otras circunstancias no pueden hacerlo”.
Pero expertos en seguridad, como Néstor Rosanía, señalan que los civiles no deberían “hacer justicia por mano propia”.
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La Fiscalía determinará si abre una investigación contra el padre de familia que disparó para intentar detener a los delincuentes, de los que no hay pistas.