Durante dos años cometieron cientos de robos y varios de ellos quedaron grabados. Hoy están tras las rejas y siguen apareciendo denuncias en su contra.
Las imágenes muestran cuando el conductor de un camión se percata del robo y los cierra con su vehículo para evitar que escapen.
Entonces, otros comerciantes salen y tratan de rodearlos, mientras que uno de los supuestos delincuentes corre en busca de uno de sus cómplices quien lo espera en una moto.
Un ciudadano detecta la fuga e intenta detener a estos dos últimos, aunque de manera infructuosa.
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Según las investigaciones, los robafurgones empleaban poderosas llaves y cizallas para romper puertas y candados de los carros.
Las tretas rayaban en lo absurdo: empleaban hasta láminas de tríplex para impedir la visibilidad de sus víctimas y en segundos extraerles mercancías.
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Según las autoridades, cometían hasta siete robos diarios y en sus filas había 30 personas. Contaban con dos bodegas donde, a través de cadenas humanas, guardaban sus botines.