Y no es la única. Otros papás también han sido grabados usando a sus pequeños hijos para cometer hurtos en tiendas de Usme.
Los habitantes de la localidad bogotana dicen que esta forma de robar se volvió común y se atreven a denunciar que estas bandas viven en el sector.
Videos de seguridad muestran cómo una niña toma unas bolsas de leche que una mujer le entrega y sale de un establecimiento sin levantar sospecha.
En la cámara de otro local se ve cómo otra menor distrae al comerciante mientras que el hombre que la acompaña toma mercancía de una vitrina.
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Johan Avendaño, analista de seguridad, explica que “los menores de edad tienen una percepción menor del riesgo por su edad y esa condición es utilizada (…) al estar vinculados en algunos hechos delictivos”.
Para los penalistas, el hecho de que los niños, niñas y jóvenes sean considerados como víctimas para la ley y que sean inimputables, los convierte en un blanco fácil para ser usados por los delincuentes.
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A pesar de que en Bogotá la delincuencia juvenil ha disminuido un 30%, al día en promedio 15 menores son denunciados por cometer algún tipo de delito; los más comunes son el hurto y la venta de drogas.