El vallecaucano Francisco Sanclemente es un gran ejemplo de que cuando se quiere se puede. A los 18 años tuvo un brusco cambio en su vida, lo atacó una mielitis transversa, una enfermedad en la médula espinal. Sin embargo, aunque tardó varios años en asimilarlo, venció las adversidades.
Las calles de Buga son actualmente el sitio de entrenamiento de este atleta paralímpico, y su casa el centro de acondicionamiento. Ahora Francisco solo tiene una meta clara, y es llegar Tokio 2020.