Los niveles de ríos y embalses que surten los acueductos son dramáticos ante la falta de lluvias.
En Bolívar, el embalse de San José del Playón ha bajado cerca de 5 metros en menos de tres meses.
Los agricultores no tienen forma de regar sus cultivos, por lo que muchas plantaciones han muerto.
Los animales también se ven afectados y desfallecen ante la sed que azota la región. En Sucre, más de un millón de reces sufren la escasez de forraje y las altas temperaturas.
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Mientras tanto, en Córdoba, se estima que más de mil cabezas de ganado han muerto en sectores como San Pelayo, Puerto Escondido y Montería.
Las autoridades han tenido que tomar medidas para repartir el agua de manera equitativa y, asimismo, repartir entre los ganaderos maíz y concentrado.
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Por su parte, la comunidad del Coley, en Sucre, no tiene agua potable desde hace varios meses; los habitantes del corregimiento claman a las autoridades un plan de acción. Denuncian que a pesar de no recibir el servicio, las facturas sí llegan muy puntuales.
La administración municipal dice que buscan estrategias para mitigar la sequía.
En el territorio cordobés se declaró calamidad pública, ya que más de 55 mil personas se han visto afectadas por el acceso al agua potable.
Los gobernantes departamentales intentan suplir las necesidades de la población a través de la entrega del líquido en carrotanques.
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Cientos de menores han dejado de asistir a clases como consecuencia de la falta de agua.