Ubicado en Fontibón, vistió a sus empleados con trajes especiales para brindar un servicio seguro.
Antes de ingresar, la administradora del lavadero de carros le toma la temperatura a cada conductor y si alguno registra más de 38 grados, llama a la Secretaría de Salud para establecer qué protocolo seguir en ese caso.
El vehículo es esperado por personal que está uniformado hasta los pies y usa caretas y tapabocas.
Una vez el carro entra al área de secado, el cliente ingresa a una cabina para su desinfección y luego pasa a un lugar de espera donde guarda el debido distanciamiento de otros clientes para así evitar el contagio de coronavirus .
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