Fueron tan descarados que, tula en mano y como si se tratara de una colecta, pasaron por donde cada víctima para pedirle depositar sus pertenencias.
Mientras uno de los delincuentes amenazaba con arma de fuego, el otro despojaba de dinero y celulares a los clientes.
¿Cómo lo hicieron?
Uno de los ladrones ingresó haciéndose pasar por cliente, pero en realidad analizaba el escenario para poder cometer el hurto.
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Luego sacó de su pantalón un arma y empezó a amedrentar a los presentes. Al instante entró su cómplice y empacó, en lo que parece una bolsa de tela, los celulares y dinero que las víctimas entregaron sin oponer resistencia.
Ante los constantes robos que se presentan por sujetos en moto, los comerciantes se unieron para instalar potentes luces en las calles y así poder identificarlos.
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