Colegios cerrados, busetas quemadas y atentados contra infraestructura pública hacen parte del complicado panorama en esta región de Norte de Santander.
En Teorama, Convención y La Playa de Belén, guerrilleros incendiaron varios vehículos para después atravesarlos en las vías.
En Cúcuta una buseta fue quemada y en el piso dejaron propaganda del EPL.
Este tipo de hechos aumentan la zozobra entre habitantes que, dicen, no pueden movilizarse tranquilamente.
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“Hay un nivel de confinamiento extremo, eso no es nuevo en Hacarí. Más de ocho días confinados”, denuncia Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar.
Para Jairo Yáñez, alcalde de Cúcuta, “lo único que se sabe y todos somos testigos es que los problemas del Catatumbo, Tibú y toda su zona de influencia se cocinan en Cúcuta”.
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Sumado a esto, se presentó derrame de petróleo luego del atentado contra el oleoducto Caño Limón - Coveñas en Toledo , sur del departamento.
Deivi Bayona, alcalde de Hacarí -una de las zonas críticas-, pide al gobierno y a los grupos armados que busquen el diálogo.
“Ya carecemos de todo y aquí tenemos niños, adolescentes, adultos… ellos no esperan”, apuntó.
Se estima que debido al confinamiento unos 3.000 menores están sin clases.
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Entretanto, la Iglesia reclamó del Gobierno el reinicio de las negociaciones con el ELN.
En contexto: Habitantes del Catatumbo, encerrados en su casa por culpa del EPL: ¿dónde está el Estado?
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