Noticias Caracol investigó la grave situación que enfrenta el país en materia de cuidado ambiental y que se ha intensificado debido a la tragedia del Amazonas.
Los ojos del mundo están puestos en la selva amazónica de Brasil y Bolivia por las llamas que consumen miles de hectáreas y que causan indignación y dolor. Sin embargo, la Amazonía colombiana también vive su propia tragedia: 49 áreas protegidas están en riesgo de incendio y el mayor problema es la desforestación.
Ante este panorama, la directora de Parques Nacionales Naturales de Colombia, Julia Miranda, explicó que “la deforestación causada por personas que entran a querer acaparar tierras y poner ganadería, que no está permitida ni en las reservas forestales ni en las áreas protegidas, causa un daño inmenso”.
La amenaza no solo se presenta en este bosque tropical, pues en 2018 se deforestaron 21.046 hectáreas de áreas protegidas.
Ingenieros de la Universidad de los Andes captaron, en tiempo real, imágenes de la devastación del Parque nacional natural Sierra de Chiribiquete.
“Se pueden ver áreas donde no hay vegetación. Si pudiéramos cruzar la imagen con datos locales, se podrían crear algoritmos para identificar todas las zonas deforestadas del parque”, señaló Fernando Jiménez, miembro del departamento de ingeniería electrónica Uniandes.
Según Julia Miranda, en este parque también se han aprovechado terrenos para estafar a incautos. “En el último operativo se encontraron contratos de arrendamiento y de compraventa con los que engañan a personas para entregar sus ahorros y comprar predios que no se pueden vender, ni arrendar, ni permutar”.
Los parques nacionales Sierra de la Macarena, Tinigua y Cordillera de los Picachos también enfrentan graves problemas de cultivos ilícitos, deforestación y ocupación campesina, pues, según cifras de 2018, se detectaron 7.844 hectáreas con cultivos de coca en zonas protegidas.
La directora de Parques Nacionales también indicó que otras áreas protegidas tienen graves cifras de deforestación, como es el ejemplo del parque del Catatumbo, que presenta riesgos para la comunidad indígena barí.
“En la ganadería tenemos datos exactos de los campesinos del parque Tinigua o de la Macarena, donde puede haber unas 1.000 cabezas de ganado y una afectación de más de 400.000 hectáreas de pasto para ganado ilegal”, añadió.
De los 20 millones de hectáreas que la institución tiene a su cargo, 600.000 están siendo afectadas.