El director de la prisión reveló, además, que los médicos no quieren trabajar allí porque no les garantizan los elementos de protección.
En sesión de la Asamblea del Meta, Miguel Ángel Rodríguez confirmó que no tienen cómo aislar a los contagiados con COVID-19, que ya son más de 800. “Nosotros nos hemos vuelto unos magos para acomodar gente”, señaló.
También denunció que los guardianes han sacado dinero de su bolsillo para comprar elementos de salubridad como “ampolletas antitetánicas, kits de sutura y pañales”.
Según el director, médicos y enfermeros han renunciado a prestar el servicio en esta penitenciaría “porque la Fiduprevisora no los ha dotado de los elementos de protección necesarios”.
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Puntualizó diciendo que la carpa medicalizada que se instaló por orden del Ministerio de Justicia como solución al brote, además de servir solo para 20 pacientes, no cumple con todas las medidas sanitarias.
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