Los más de dos mil ejemplares serían llevados a una zona rural. Alcaldía argumenta razones de salud y urbanísticas, pues su excremento daña edificaciones.
Para su traslado, según Juan Carlos Quevedo, asesor de planeación de la Administración de Tunja, lo más factible es atraparlas y tras su reubicación “poder controlar el anidamiento y la reproducción y disminuir su población”.
En Bogotá se analiza disminuir la población de palomas en las plazas de Bolívar y Lourdes, pues hay alrededor de 30 por metro cuadrado cuando debería haber entre 4 y 5.
El Distrito, que no contempla el traslado de las aves, cuestiona que los ciudadanos les brinden alimento pues eso ha hecho que la población crezca sin control.
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Y es que, según un estudio reciente de Universidad de la Salle, las palomas son hospederos de ácaros hematófagos, una especie cuya principal característica es chupar sangre, lo que genera y propaga infecciones y alergias.
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