Eilen Escobar está desesperada. Dice que mantiene cautiva en su propia causa, en Santa Marta, por temor a ser agredida.
“Cuando él ve la sangre se aturde, yo salgo corriendo y se va detrás de mí”, afirma la mujer, que fue golpeada recientemente cuando salía de un centro comercial. “Mi hija le tiene miedo”, agrega.
Cifras de violencia intrafamiliar en el Magdalena son preocupantes: a diario por lo menos cuatro denuncias son instauradas por este delito en la fiscalía del departamento.