Si bien las secuelas que dichas sustancias dejan en el cuerpo y en el alma son dolorosas, también son el motivo para avanzar, salir adelante y “seguir siendo bellas”.
Ya son 12 años desde que Patricia Espitia fue agredida con un agente químico por una persona desconocida en Bogotá.
"Cambia mi núcleo familiar, cambia todo, porque empezamos un proceso. Porque esto no es solamente de aquella mujer que está sola, sino de toda la familia. Entonces, es muy difícil, la verdad", señala Patricia, quien es directora de la fundación Ven Seremos
Pero su dolor se transformó poco a poco en aprendizaje y sanación. Un proceso en el que contó con el apoyo de fundaciones que le apuestan a nuevas oportunidades para las mujeres víctimas de ataques con ácido y de violencia intrafamiliar.
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"Es una forma de resiliencia, de salir adelante, es una forma de que ellas se sigan empoderando, sobre todo cuando no se irradia esa belleza a la cual nos tienen acostumbrados los estereotipos. Entonces, es una forma de mostrarles a ellas que podemos seguir siendo bellas", asegura.
Con una pasarela de moda, estas mujeres decidieron quitarse el velo de la violencia y salir a desfilar orgullosas de las cicatrices que las han hecho cada vez más valientes.
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"La fortaleza y la fuerza que les pueden dar los hijos, la familia, a estas mujeres es lo que las hace salir adelante, lo que podemos lograr llegando a una pasarela como esta y es lo que queremos mostrar sobre todo lo que dice el lema nuestro, que la belleza nace del corazón", afirma Diana Bulla, gestora social de la fundación Alexandra Rada.
Linda Chacón, defensora de derechos humanos, destaca que de esta manera se están “cambiando esos estigmas”.
“Sobre todo en las pasarelas de la belleza y nosotras, porque nos sentimos más lindas", puntualiza.
En compañía de sus hijos y madres, quieren enviar un mensaje de amor, superación y fortaleza a quienes atraviesan una situación similar.
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"De repente, tus facciones cambian, pero somos las mismas y somos iguales y somos seres humanos, somos mujeres bellas", anota Espitia.
Son doce mujeres empoderadas que aunque lleven marcas en la piel y en el alma, hoy demuestran que cada segundo de la vida es un regalo.
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