Duró un año intentando comprobar su inocencia y finalmente logró ser absuelto tras un fallo de la Corte Suprema de Justicia.
José Antonio Romero peñuela asegura que ha vivido un verdadero calvario desde hace 14 meses cuando, en medio de la renovación de un contrato de trabajo, se enteró que en sus antecedentes aparecía una orden de captura en su contra por homicidio.
“Me dirigí a los entes oficiales y nadie me daba respuesta sobre aquello que porque era ley 600, que ya lo habían archivado, que ya el juzgado no aparecía”, explica Romero.
El caso empezó porque el apellido había sido escrito con n y no con ñ en el expediente. A pesar de no haber sido el responsable del delito, fue detenido en tres ocasiones.
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Su caso llegó a la Corte Suprema de Justicia que le concedió el amparo al derecho fundamental al debido proceso y le ordenó al juzgado reconstruir el expediente y suspender la orden de captura.
Ahora él solo espera que la justicia le responda por los daños ocasionados.
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