“Me detuve para tomar un delicioso hongo en un tronco y sentí un pequeño pinchazo en el tobillo, salté hacia atrás y noté que una serpiente de color tostado se deslizaba en un tronco a la derecha cerca de mí”, aseguró Mosher en una publicación en Instagram.
El ciclista aficionado supo guardar la calma y decidió buscar la serpiente para identificarla (cabeza de cobre) y saber cuál antídoto iba a necesitar.
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Marshall Mosher contó que aprovechó la “tecnología y las herramientas que tenía a la mano” para buscar el hospital más cercano en donde se pudiera encontrar el antídoto.
Al final, el deportista descubrió que “después de 30 minutos de volver a revisar constantemente el sitio de la mordedura, y una información increíblemente útil de amigos expertos en serpientes, determinamos que debe haber sido lo que se llama "mordida seca" (lo que significa que no se inyectó veneno), así que obtuve una receta para antibióticos y evité lo que habría sido una factura de emergencia dolorosa”.
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