Muchos de ellos cobran intereses de hasta el 30% mensual, lo cual es escandalosamente superior al interés de un banco.
Las dificultades para acceder a créditos bancarios, la facilidad o el desconocimiento, ha llevado a muchas personas a acudir a esta alternativa.
Se trata de prestamistas informales que actúan de manera ilegal y prestan efectivo de manera directa.
Actúan en sectores de estratos bajos, en comercios de barrio, en plazas de mercado o en centros comerciales que se prestan para el contrabando.
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Su publicidad es voz a voz o con volantes, y a muchas personas que acuden a ellos les gusta la facilidad y rapidez del préstamo.
El peligro real viene cuando usted ‘se cuelga’ en los pagos, ya que muchas veces lo intimidan y agreden, lo amenazan de muerte o lo obligan a traspasarles bienes.
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Lo mejor es que nunca acuda a ellos. Si ya les debe, trate de salir lo más pronto posible de esa deuda.