Aunque parezcan conductas sencillas, aportan más de lo que usted cree.
El buen ciudadano ayuda a cuidar el medioambiente, incluyendo los animales. No solo no destruye, sino que siembra árboles, recicla y es proactivo en la ecología.
Respeta la autoridad legítimamente constituida. Cumple las normas, aunque no le gusten, y, además, crea y promueve los valores cívicos.
Respeta las creencias de los demás, es tolerante con las personas que tienen un estilo de vida diferente y defiende los derechos humanos.
Publicidad
Rechaza la violencia en todas sus expresiones. Denuncia por las vías legales cualquier delito que ve y protesta pacíficamente para exigir el cumplimiento de las normas.
Además, participa en la construcción de la sociedad, por ejemplo, a través de las jornadas electorales, proponiendo ideas y llamando a otros a sumarse a las buenas causas.
Publicidad