Su cañón de voz retumbaba en Soplaviento y sus versos mantenían intactas las vivencias del campesino y pescador caribeño. Crónica de un juglar colombiano.
Su talento lo llevó a emprender una gira mundial en 1954 con los Gaiteros de San Jacinto, un grupo que llevó la música colombiana a Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá.
Mucho antes de eso, el joven Catalino Parra encontraba en cada esquina de Soplaviento, Bolívar, una fábula o historia que lo inspiraba.
De allí que cantara desde: ♬ Ay corre morrocoyo, que te coge el perico ligero ♬ hasta ♬ Quiero amanecer, Manuelito Barrios, quiero amanecer cantando, quiero amanecer bailando ♬.
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Esas canciones recogen la capacidad de observación del maestro Catalino Parra y la imaginación que tuvo para, a través de la música, inmortalizar las vivencias como campesino y pescador del Canal del Dique y sus ciénagas aledañas.
Y es que los hermosos paisajes y la rica biodiversidad de Bolívar también están presentes en las composiciones del maestro.
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Así como los amores en medio de las correrías por las sabanas de Soplaviento, San Estanislao, San Cristóbal y Mahates.
“La canción se la hice a una muchacha de Las Piedras. Yo me enamoré de ella y ella de mí también, casi que por ella pierdo a mi señora. Cuando me di cuenta que ella se había apasionado, no la vi más”, contó el juglar al recordar de dónde salió la letra para su canción ‘Josefa Matía'.
♬ De los pájaros del monte, Josefa Matía, yo quisiera ser canario, Josefa Matía, para gozar contigo, Josefa Matía, en los montes solitarios ♬.
Y es que los mensajes para esos amores escondidos tenían que ser en clave.
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El maestro Catalino Parra había cumplido 95 años el 25 de noviembre pasado.
Su legado no solo está protegido por sus canciones, también lo mantienen vivo familiares y otros jóvenes que le siguen los pasos en la música.
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Catalino Parra hijo tiene su propio grupo de gaita y varios semilleros donde enseña todo lo que le ha aprendido a su padre.
El maestro Catalino Parra falleció, pero su herencia musical es inmortal y sus canciones seguro seguirán armando un parrandón. Bien dice la canción aquí ¡la vaina ya se formó!