El destino quiso que Diego Álvarez, el villano que erró el penalti definitivo en la serie del jueves pasado, convirtiera en la conclusión de la fecha 11 el tanto que abrió el marcador en el Atanasio Girardot. Fue un cabezazo espectacular al cierre del primer tiempo que venció la resistencia de Cristian Bonilla, arquero del elenco boyacense.
Ellos dos, Diego y Cristian, más Dorlan Pabón, fueron los mejores en la tarde noche de Medellín que se vistió de gala con más de 30 mil personas en las tribunas del Atanasio Girardot convencidas de que Nacional iba tomar venganza de la eliminación en Copa.
Y por poco lo cumplen. Nacional fue más ofensivo que el rival y buscó el gol en todo momento. ¿Cómo? Con las fórmulas de siempre, los potentes remates de Dorlan Pabón, la picardía de Avilés Hurtado, el talento de Edwin Cardona y el empuje de Diego Álvarez.
No contaban los de Santiago Escobar con la noche inspirada de Cristian Bonilla, el arquero de la Sub-20 que este domingo voló por los cielos del Atanasio una y otra vez a lo largo de los dos tiempos.
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El guardameta mostró, por si fuera poco, más tranquilidad que el propio técnico Alberto Gamero, quien en la primera etapa, al ser expulsado por reclamar, escupió al árbitro Francisco Peñuela.
No imaginaba el entrenador samario que iba a salir otra vez triunfal del estadio antioqueño. Ni más ni menos que el día en el que Nacional homenajea a sus hinchas. Boyacá Chicó aguó, literalmente, la fiesta con un gol del juvenil José Correa en el minuto 89. Nada pudo hacer Gastón Pezzuti en su regreso para evitar la anotación de carambola que privó a los locales de liderar en solitario la liga.
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Con el empate de último momento, Chicó llegó a 17 puntos y se ubicó en el segundo escalón, uno menos que Quindío y al lado del mismo Nacional, Junior, América y Deportes Tolima.
Repase aquí los detalles del encuentro.