Los dirigidos por Miguel Ángel Russo cayeron este domingo frente a Santa Fe, en el clásico capitalino, y quedaron por fuera de los cuartos de final de la Liga Águila-I.
Millonarios debía ganarle en El Campín a Santa Fe este domingo y esperar que se diera uno de cuatro resultados posibles. De esta manera clasificaba a las finales del fútbol colombiano y podía defender el título conseguido en 2017.
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Sin embargo, los dirigidos por Miguel Ángel Russo fueron sorprendidos por un Santa Fe, ya eliminado, pero dolido por la final perdida en el torneo anterior; que sacó el orgullo y dejó sin opciones de revalidar el título a su rival de patio.
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Es la decimoséptima vez que en Colombia un campeón no podrá defender su estrella, desde la creación de los torneos cortos en 2002, al no clasificarse a las finales. Y si se tiene en cuenta que Santa Fe ya está eliminado prematuramente; por quinta ocasión, los finalistas del certamen anterior quedan por fuera del grupo de los ocho.
Todo lo anterior, es consecuencia de diferentes razones que a continuación exponemos:
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Un plantel corto
Es indudable que la decisión de la Dimayor de reducir a 25 jugadores inscritos (antes eran 30) a los clubes que clasificaron a los torneos internacionales, perjudicó a los equipos colombianos.
Esto, sumado a la organización del calendario de partidos, obligó a los equipos a jugar con suplentes los encuentros de Liga, entendiendo que la prioridad era, y es, la Copa Libertadores.
De esta manera, Millonarios dejó escapar en el camino varios puntos. Sus cambios no respondieron como se esperaba y terminaron mostrando un nivel inferior a los habituales titulares.
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En general, todo gira en torno a un plantel corto. Las lesiones que aquejaron a lo largo del semestre, las suspensiones, las sustituciones en los partidos y el desgaste tanto mental como físico.
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La ausencia de Miguel Ángel Russo
Es de aplaudir la forma en como todo Millonarios trató la enfermedad del entrenador argentino. Le dieron plenas garantías para que se preocupara exclusivamente de su salud, asegurándole que al volver su puesto estaría esperándolo.
Con este panorama, se puso al frente del equipo Hugo Gottardi, el asistente de Russo a lo largo de sus casi tres décadas como entrenador.
El exjugador de Santa Fe, en la década del 80, le apostó al sistema que se venía trabajando con Russo. Las variantes fueron prácticamente las mismas.
Pero a la hora de plasmar eso en el terreno de juego, se notó la ausencia del técnico principal.
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Los puntos perdidos en El Campín
No es casualidad que la frase más recurrente en los hinchas azules fue: “De haberle ganado a Alianza Petrolera y Jaguares, estaríamos adentro”.
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Y están en lo correcto. Millonarios cedió dos victorias increíbles frente al cuadro de Barrancabermeja y al de Montería.
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En un lapsus de tres días (del 22 al 25 de marzo) Millonarios, en El Campín, tenía la chance de meterse en la pelea venciendo a dos rivales, que en el papel, no iban a ser un problema.
Pero ambos encuentros parecieron calcados. El ‘embajador’ se complicó solo y sus rivales lo sorprendieron, y al final le arrebataron la victoria, igualando el marcador en el tiempo de reposición. Cabe señalar que esos dos juegos terminaron 1-1.
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Faltó un refuerzo de jerarquía
Si bien Millonarios se reforzó bien trayendo a jugadores que venían con minutos y eran importantes en sus equipos como Roberto Ovelar, Santiago Montoya y César Carrillo, no dejaron de ser futbolistas que debían acoplarse al equipo.
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Faltó ese jugador de jerarquía que llegará y mostrará su calidad desde el comienzo. El ejemplo está en la contratación de Wuilker Faríñez, figura indiscutible del azul.
Con uno o dos futbolistas más, de la categoría del venezolano, Millonarios podría haber tenido mayores variantes y recambio en momentos clave.
No hubo variantes tácticas
Aunque el dicho indique: “equipo que gana no se toca”, y más si se trata del actual campeón; en la práctica, cuando se requiere, sí se debe cambiar.
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Ahí fallaron Russo y Gottardi. Ninguno cambió de figura táctica a la hora de plantear los partidos, ni en el desarrollo de los mismos.
El planteamiento de Millonarios sale de memoria: a Faríñez siempre lo acompañaron cuatro defensores; en la mitad jugó un volante de marca y dos de ida y vuelta; y en la parte de adelante, dos hombres pegados a las rayas; con un punta como referencia de área.
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Al final, esto también lo terminaron pagando jugadores nuevos como Roberto Ovelar y Santiago Montoya, quienes venían acostumbrados a otros sistemas de juego.
Y en la misma medida fueron los cambios durante el partido. Todos se dieron posición por posición. Así, todo el mundo ya sabía a qué jugaba este Millonarios.
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