Un objetivo muy pretencioso para un país cuya selección masculina está clasificada en el puesto 126 del ránking de la FIFA, entre dos 'potencias' como Armenia y Etiopía y, más sangrante, a años luz de las potencias regionales como Corea del Sur y Japón.
Pero los éxitos deportivos son un arma de propaganda valiosa para el cerrado régimen norcoreano y para la Pyongyang International Football School, que abrió en 2013, el límite "es el cielo", según uno de sus entrenadores, Ri Yu-Il.
"Estamos entrenando a nuestros estudiantes para convertirlos en jugadores súper talentosos que puedan superar la clase de jugadores como Lionel Messi", asegura Ri, refiriéndose al astro argentino del Barcelona, ganador de cinco Balones de Oro.
"A corto plazo, creo que deberíamos dominar en Asia y, en un futuro espero alcanzar un dominio global", añade durante una visita a las instalaciones.
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El momento más importante de la historia del fútbol norcoreano se remonta a 1966 (con el padre de Ri, Ri Chang-Myung, en la portería) el equipo asiático derrotó a la todopoderosa Italia (1-0) para alcanzar los cuartos de final del Mundial de Inglaterra.
Tuvieron que pasar 44 años para que Corea del Norte regresara a una Copa del Mundo, perdiendo los tres encuentros de la fase de grupos disputados en Sudáfrica-2010.
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En estas circunstancias, crear jugadores como Messi parece ahora una quimera, pero 200 estudiantes de entre 9 y 15 años (el 40% son niñas) aspiran a ese sueño en la academia de Pyongyang.
Muchos de los entrenamientos son similares a los de otros centros de formación, pero algunas actividades son inusuales, como ejercicios de coreografía o de dominio de la pelota al son de la música.
- Exclusión por dopaje -
Cuando los jugadores no se están ejercitando en las canchas de césped artificial, reciben clases escolares en aulas decoradas con las fotografías de los últimos líderes del país.
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Pese a los esfuerzos de la academia, el seleccionador nacional absoluto, el noruego Jorn Andersen admite que por ahora el fútbol norcoreano no está en condiciones de sacar estrellas internacionales.
"No, no creo que puedan hacer un Lionel Messi, pero sí creo que pueden hacer buenos jugadores para Asia", dice Andersen en una entrevista a la AFP.
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"Hay muchos jugadores talentosos... pero siempre han estado en el país. Nunca salieron al extranjero", añade el técnico, incidiendo en la necesidad para estos futbolistas de salir fuera para adquirir experiencia en el fútbol europeo, "que es mejor y más duro".
"Cuando siempre han jugado aquí es más difícil crear buenos jugadores", insiste este exdelantero con amplia experiencia en la Bundesliga, que fichó un contrato por un año el pasado mes de mayo.
El fútbol norcoreano también se ha visto salpicado por las polémicas, como cuando fue excluido del pasado Mundial femenino (Canadá-2015) después de que cinco jugadoras dieran positivo en controles antidopaje en la edición precedente (2011).
El médico del equipo en aquella época responsabilizó del dopaje a un "remedio chino" realizado a partir de una secreción de una glándula que tienen los ciervos y que fue utilizado para tratar a las jugadores que habían sido alcanzadas por el impacto de un rayo.
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La pasada semana, el arquero de la selección norcoreana sub-16 Jang Paek-Ho dio a conocerse en todo el mundo gracias a unas imágenes que dieron la vuelta en la red en las que encajaba de manera cómica un gol en un lanzamiento de puerta realizado por el portero rival uzbeko.
La federación norcoreana estimó que el joven había encajado ese gol deliberadamente y le sancionó con un año de suspensión.
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Otro de los principales problemas del fútbol norcoreano es la falta de partidos de alto nivel: sus clubes no juegan los torneos de la Confederación Asiática y con un campeonato nacional de solo 11 equipos, los encuentros apenas despiertan interés y son presenciados por apenas 200 o 300 espectadores.
"Siempre están entrenando, entrenando, entrenando... pero nunca juegan partidos", lamenta Andersen.
- Sin plan B -
Otro gran impedimento son las sanciones internacionales impuestas al régimen por su programa nuclear.
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En marzo, la FIFA retiró una ayuda de 1,7 millones de dólares para el desarrollo del fútbol norcoreano por las sanciones de Suiza contra el régimen de Pyongyang.
Y en mayo, el parlamento italiano preguntó por un joven jugador norcoreano que juega en el filial de la Fiorentina, asegurando que Pyongyang podría estar violando las sanciones al quedarse con el salario del futbolista.
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El jugador abandonó el club en julio por "problemas burocráticos", justificó un portavoz del equipo de Florencia.
La Academia de Pyongyang se había beneficiado de las ayudas de la FIFA en el pasado y Song Hye-Yong, un responsable federativo, admite que están pasando por problemas financieros.
"Las sanciones están trayendo muchas dificultades a nuestro país", dice Song.
La competencia por entrar en la academia es grande y aquellos que acceden son sometidos a duras normas. Cada año son devueltos a sus hogares varios estudiantes.
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"Es inevitable que los jugadores sin talento sean expulsados", dice el entrenador Ri.
Los mejores tienen en sus manos llegar a la selección, la mejor manera de adquirir experiencia internacional, ya que son muy pocos los jugadores norcoreanos que fueron autorizados a jugar en clubes extranjeros.
No obstante, las perspectivas de futuro para los graduados son muy limitadas y muchos se han centrado tanto en poder alcanzar el equipo nacional que no tienen un plan B si no logran su objetivo.
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"Queremos tener éxito en el fútbol a cualquier precio, por lo que nunca he pensado en eso", asegura un chico de 15 años miembro del equipo entrenado por Ri.