Corría el año de 1967 cuando se desarrolló la edición número 70 de la maratón de Boston, conocida por ser una de las seis Grandes Maratones del mundo
Para la época de los 60, los organizadores de la carrera argumentaban que estas eran sumamente “exigentes” y que el esfuerzo iba “más allá” de las capacidades de quienes querían correr junto a los hombres
A pesar de que en el reglamento se especificaba que las mujeres no podían participar en este tipo de carreras, en 1966, la periodista Roberta Gibb, quien tenía 20 años, corrió la maratón por completo, pero lo hizo sin un número oficial
Gibb participó durante tres años consecutivos, posicionándose como la primera mujer en llegar a la meta
Aunque la anterior mujer ahora es reconocida por su hazaña, la persona que dio un contundente golpe al sistema fue Kathrine Switzer, quien se inscribió como ‘K.V. Switzer’ y recibió un número de corredor
Switzer reveló en su libro ‘Marathon Woman’ que su intención no fue hacerse pasar por un hombre al inscribirse con sus iniciales, dado que ella estaba acostumbrada a firmar de ese modo
Con su dorsal que la identificaba como la corredora 261, Switzer empezó la maratón. Al principio todo transcurrió como si nada extraordinario estuviese sucediendo, pero cuando el oficial del evento se dio cuenta de que ella era mujer, quiso intervenir y sacarla físicamente
Para evitar que el oficial de la maratón de Boston la sacara, algunos varones decidieron interponerse y apoyarla, todo esto mientras ella seguía corriendo
Switzer pensó eso mientras hacía el recorrido que le tomó 4 horas y 20 minutos
Hasta 1972, la Unión de Atletismo Amateur (AAU) oficializó la participación de las mujeres en las carreras de larga distancia, entre ellas, la maratón de Boston.
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