En la caótica ciudad de Nueva York, a finales del siglo XIX y a inicios del XX, los actores viales solían convivir desorganizadamente, habiendo un gran caos entre carruajes, peatones y automóviles
Antes de la existencia de un código de circulación urbana, no había algún orden que indicara por dónde los carruajes se podían movilizar o cuáles vías debían ser empleadas para ir hacia el sur o norte. Prácticamente, la ‘Gran Manzana’ vivía inmersa en caos
Ante la gran congestión, accidentalidad y problemas, un neoyorquino llegó a colocar orden
Se le adjudica la creación de las “primeras normas” de la seguridad vial y del control del tráfico
Con tan solo 9 años, el joven Phelps se dirigió hacia las oficinas de su padre en Lower Broadway y presenció su primera congestión. Los protagonistas del hecho fueron doce carruajes que, según Eno, no pudieron solucionar el problema rápidamente
“Reforma necesaria y urgente del tráfico en nuestras calles” fue el nombre que llevó el texto que redactó en 1900. Tres años más tarde, el hombre compartió, al parecer, el primer código de circulación del mundo
La Policía recibió capacitaciones para que pudieran aportar a la organización de las vías en Nueva York
Indicaban por cuál lado de la vía debían circular, cómo cruzar por las intersecciones más peligrosas (por medio de las rotondas) y los límites de velocidad
Con el paso del tiempo, el hombre conocido por ser ‘padre de la seguridad vial’, mejoró aún más las normas. Además, aportó a la adaptación de los andenes respecto al uso que tienen estos para peatones y conductores
A pesar de que fundó el Eno Center of Transportation y siguió trabajando en pro de la seguridad vial, el hombre nunca aprendió a conducir.
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