El director de proyectos técnicos de elaboración de cerveza de la Asociación de Cerveceros, Chuck Skypeck, le dijo a CNN que este tipo de envases son empleados para evitar el “azorrillado”.
Según Skypeck, cuando el lúpulo (parte seca y con flores de la planta homónima utilizada en la elaboración de cervezas) se expone a una luz intensa, empieza a desatarse la reacción de “fotooxidación”, lo que produce el sabor “azorrillado”.
En medio del siglo XIX, cuando la cerveza embotellada pareció una buena idea para mantener la bebida “fresca”, quienes estaban encargados de su producción notaron que el trago que estaba expuesto a los rayos solares empezaba a tener un sabor poco agradable.
Al notar que el vidrio incoloro era el problema, optaron por utilizar uno marrón. Luego de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que buscar una nueva solución, pues el vidrio café estaba escaso. Como medida, le apostaron a las botellas verdes.
Otra solución al problema es el uso de las latas, pues su envasado no permite que la luz entre y afecte el producto. Pero, con el paso del tiempo, según Skypeck, puede que se dañe la cerveza por el proceso conocido como “envejecimiento térmico”.
Expertos recomiendan mantener las cervezas en un lugar frío y oscuro. Skypeck expuso que “esta bebida alcohólica es un producto alimenticio. Y al igual que cualquier otro producto, puede perder su frescura”.
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