Un estudio encabezado por el investigador Wijnand Van Tilburg, de la facultad de Psicología de la Universidad de Essex, se puso en la tarea de abordar cómo la percepción de una persona aburrida puede afectar las relaciones interpersonales negativamente.
Van Tilburg basó su investigación en cinco estudios diferentes, en los que se clasificaron cuáles suelen ser las características, trabajos y pasatiempos “estereotipados” de los aburridos.
En dos de los estudios, en los que se reclutaron a 463 participantes, las personas debieron realizar una lista que describía cómo creían que eran las personas aburridas.
Entre las áreas laborales más “aburridas” resaltaron contabilidad, impuestos, análisis de datos, banca y limpieza. Respecto a los pasatiempos, en el top tres se posicionaron mirar televisión, dormir y la religión.
El estudio resaltó que las particularidades eran “casi sinónimo de aburrimiento”, pues se tenía el concepto de que los sujetos que entran en esta categoría “son aburridos y no interesantes”.
"Carecen de pasatiempos, tienen poco sentido del humor y no cuentan con opiniones", manifestaron los participantes en el estudio.
Los estudios tres, cuatro y cinco concluyeron que “a aquellos a quienes se les atribuían características aburridas eran vistos como carentes de calidez y competencia interpersonal”.
Además, las personas que no entraron en la categoría de aburridos, empezaron a "construir una muralla" entre ellos y quienes no encontraban interesantes, pues preferían evitarlos socialmente porque “soportar su compañía requería de una compensación económica”.
dijo Van Tilburg al medio especializado ScienceAlert.
Acorde a datos recopilados por los investigadores, en los entornos laborales se busca a toda costa suprimir o desalentar comportamientos aburridos, debido a que son tomados como “una indicación de mala adecuación persona-situación”.
El hecho de que muchos evitan compartir tiempo con las personas que creen ser “aburridas” hace que se les dificulte ver más allá de sus percepciones y juicios, debido a que encasillan a este tipo de sujetos en “grupos marginados”, ignorando su importante papel en la sociedad como, por ejemplo, banqueros y contadores.
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