El tickling poco a poco ha venido tomando fuerza en las camas de las parejas debido a sus aportes en el momento de obtener un orgasmo.
La tendencia se basa en estimular las zonas erógenas por medio de cosquillas. Según la psicóloga y terapeuta sexual Shannon Chavez, en entrevista con el medio Instyle, esta técnica le sirve a algunas personas debido a que al “comprender sus zonas erógenas, validan su experiencia y les da permiso para disfrutar de su sexualidad en ese lugar”.
De acuerdo con una investigación publicada en Human Andrology, los “puntos más poderosos del cuerpo” son: senos, labios, cuello, orejas y glúteos.
Al realizar cosquillas en zonas como las descritas anteriormente, se incrementan las probabilidades de tener un orgasmo.
El medio Science Howstuffworks comparte que “cuando nos reímos con ganas, se producen cambios en muchas partes del cuerpo, incluso en los músculos de los brazos, las piernas y el tronco”.
Al empezar a reír, su cerebro produce sustancias que le generan felicidad y le envía un mensaje de placer al cuerpo, ayudando así a obtener un orgasmo.
La idea en el tickling es que usted y su pareja dejen desbordar la creatividad. No solo deben utilizar sus manos para realizar cosquillas, también pueden optar por emplear una pluma.
La idea central es que la dinámica sexual siempre esté cargada de sensualidad, pues el juego le ayudará a descubrir nuevos “puntos débiles” entre usted y su pareja.
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