Luana Ribeira, una mujer de 41 años que reside en Gales, empezó a ser vegana en 2011. En medio de su cambio de hábitos de alimentación, decidió que sus hijas Seren y Ellie también lo harían.
Sin embargo, las menores, que ahora tienen 12 y 13 años, decidieron que ya no quieren ser veganas. Desean una dieta menos restrictiva.
Según contó Ribeira a Newsweek, aunque desea que las menores tomen sus propias decisiones y hagan lo mejor que creen que es conveniente para ellas, no desea “contribuir directamente en la industria cárnica y láctea”.
Como no desea prohibirles a sus hijas algo que quieran comer, llegó a un trato con ellas: si quieren algo que no sea vegano deben pagarlo con su mesada.
dijo la madre.
Mensualmente le da a sus hijas 96 dólares, de los cuales, la mitad, se va para pagar los productos no veganos que quieren consumir.
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