Nunca es tarde para cumplir los sueños y, al parecer, ese es el mensaje que pretende compartir el obispo Samuel Jones Jr., un hombre de 66 años que reside en Carolina del Norte (Estados Unidos).
Relató al medio USA Today que él asistía a la escuela secundaria Chocowinity, en 1976, cuando estaba cursando su último grado.
Cuando fue a recoger su toga y birrete, los docentes le informaron que no recibiría el diploma, pues había perdido Álgebra por “un punto”.
“Nunca recibí avisos de ninguno de mis maestros, ni de nadie (en la escuela) de que no iba a mi favor”, comentó.
“Quería enorgullecer a mi mamá. La noche anterior había escogido mi traje, zapatos y calcetines. Estaba tan emocionado y luego recibí el mensaje de que no me iba a graduar”, contó.
Cuando se enteró de que no iba a graduarse, Jones corrió hacia su casa, se encerró en su habitación y lloró hasta quedarse dormido. Debido a que se sentía avergonzado, no le comentó nada a su familia.
La mamá de Jones contrató a un tutor para que le ayudara al entonces menor a mejorar en la materia. Dos semanas después, logró pasar el examen de álgebra.
“Sentí que alguien me acababa de pasar el boleto del comedor. No tenía ningún valor para mí en ese momento. Sentí que me lo entregaron en la tapa del bote de basura”, relató Jones.
Tras el sinsabor que le dejó el no poder obtener el diploma en medio de una gran ceremonia, su esposa, Regina, planeó una graduación sorpresa.
Le vendaron los ojos y lo llevaron hasta el auditorio del colegio donde estudió. Allí estaban reunidos sus amigos de la infancia y familiares. Su esposa le colocó una toga y un birrete.
“¡Dios mío, me voy a graduar! Realmente me voy a graduar”, pensó mientras lloraba.
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