Él debía seguir trabajando para sostener su hogar y, ante el temor de poder contagiar a su hija con coronavirus, se mudó. La pequeña lloró con su regalo.
Desde el 20 de marzo, Scott Sneddon, de 50 años y que vive con su familia en Escocia, decidió irse a otra casa. Pero sin falta, cada día, llegaba a la ventana donde lo esperaba impaciente Mila.
A través de ese vidrio soñaban con abrazarse y darse un beso fraternal.
La madre de la niña, Llynda Sneddon, debió velar por el tratamiento de la hija y también extrañaba tener la compañía de Scott.
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“¿Por qué no puedes venir?”, preguntaba Mila sin entender muy bien la pandemia que enfrenta el mundo entero.
Y dada la emergencia médica que ha causado el coronavirus, el trabajo de Scott fue suspendido.
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Entonces él estuvo aislado voluntariamente para estar seguro de que no había enfermado y luego de que le confirmaran que no tenía COVID-19 sorprendió a su hija.
Cuando Mila lo vio entrar por la puerta de su casa y sintió sus amorosos brazos después de dos meses, no pudo contener las lágrimas de felicidad.
Mila Sneddon is 4-years old.
— Rex Chapman🏇🏼 (@RexChapman) May 6, 2020
She has cancer.
To keep her safe during the Coronavirus pandemic her dad has been isolating away from her. For seven weeks — they haven't been able to hug.
Today they did.
Humanity.🌎❤️pic.twitter.com/IL7DWBFYT4
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