De acuerdo a la asociación People’s Dispensary for Sick Animals (PDSA), ciertos canes que no han sido criados de forma violenta, en determinados momentos, tienden a experimentar sensaciones de miedo que los hacen comportar “agresivamente”.
Desde una percepción de amenaza hasta un trauma relacionado a una experiencia pasada pueden hacer que su perro quiera atacar a otro. Además, la Asociación de Entrenadores Profesionales de Perros (APDT) sugiere que la falta de socialización también puede incidir en la agresión.
Generalmente, los perros suelen presentar ciertas señales. Esté atento si lo ve gruñir, mostrar los dientes o intenta arremeter o arrojarse encima de otro animal. Entender el lenguaje corporal de su amigo perruno le evitará algunos dolores de cabeza.
Luego de ver su tensión y posible incomodidad, trate de llamar la atención de su perro con voz firme (sin gritar) y utilice su juguete favorito para distraerlo.
Si otro perro también se ve dispuesto a atacar, trate de poner una barrera física o diríjase hacia otro espacio. Ayudará a calmar a su can.
Al llevar el lazo evitará que el can se acerque a otros, pues usted logrará que el ‘peludito’ se mantenga a su lado. Recuerde no generar una fuerza brusca.
PDSA recomienda que si tiene una correa o abrigo grande trate de arrojarlo encima de su mascota. Con esto logrará distraerlo un poco y ganar algo de tiempo para controlar la situación. Tenga en cuenta que esta acción debe ser realizada con mucho cuidado, pues el animal podría reaccionar negativamente.
La agresión puede generar estrés y desatar un ataque, pues su perro se sentiría amenazado.
Si la reacción de ataque frente a otros perros persiste, consulte a su veterinario. El especialista podría ayudarle a su ‘peludito’ a comprender que los otros canes no son una amenaza.
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