Derrick Nelson era director de una escuela en Nueva Jersey. Gracias a su acto, un menor en Francia pudo tener una vida mejor.
El hombre de 44 años fue contactado por una organización que le informó que era compatible con un adolescente de 14 años, de origen francés, para un trasplante de médula que permitiría salvarle la vida.
La comunicación fue en octubre del año pasado y la intervención quirúrgica fue pactada para realizarse en febrero, lo cual se llevó a cabo. Antes de hacerlo, concedió una entrevista a hiseye.org en la que afirmó: “si solo un poco de dolor por un corto lapso puede dar a alguien años de alegría, todo vale la pena”.
Una serie de complicaciones podían agravar el procedimiento. Nelson sufría apnea del sueño, lo que complicaba aplicarle anestesia general. Tampoco podían recolectar las células vía intravenosa, pues su sangre tenía glóbulos rojos falciformes.
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Al final, los médicos decidieron usar anestesia local para controlar la respiración de Nelson, que fue inducido a estado de coma por dos paros que experimentó.
Willie Nelson, padre del donante, afirmó que tras la operación “nunca volvió a hablar”, aunque “tenía los ojos abiertos y se daba cuenta de quiénes éramos”.
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Un allegado al educador confirmó posteriormente la noticia: “mi amigo murió tratando de salvar la vida de un niño, un desconocido”. Además, recalcó su labor: “Dios llamó a Derrick a servicio una última vez, y el hijo obediente salvó a sus padres de esa elección”.
Las investigaciones están en curso para determinar las causas del deceso.