Hubert Eriau estaba dando un paseo por la playa de Les Sables-d’Olonne, en Francia, para limpiarla de residuos, cuando encontró una extraña botella en la orilla del mar.
Según los medios Ouest France y NBC Boston, en la botella, la cual estaba cerrada con cera, había un “misterioso mensaje”.
“Era la primera vez que me topaba con algo así. (En la botella se leía) por favor, abrirlo. Hay un mensaje adentro”, contó Hubert, de 71 años.
En esta se escribió: “Gracias por haber sido demasiado amable al agarrar mi botella. Estamos estudiando las corrientes oceánicas. En octubre arrojamos las botellas en Nantucket, Estados Unidos”.
El dueño de la botella era Ben Lyons, un niño de quinto grado que estaba estudiando las características de los océanos para un proyecto de ciencias.
La misiva no solo explicaba el motivo por el que se realizó la actividad, también le pedía a la persona que encontrara la botella dos cosas.
“¿En dónde localizaste el recipiente? ¿En qué estado estaba? Por favor, si puedes, responde las preguntas y devuélveme la botella. Gracias”.
A pesar de que el proyecto se realizó hace 26 años, Hubert respondió las respuestas en una carta, guardó el papel en la botella y lo envió a la escuela en donde estudió Ben.
“Recibimos un sobre para Ben Lyons y las secretarias del colegio empezaron a buscarlo por todas partes”, comentó la subdirectora de la escuela Forestdale, en Massachusetts.
Para sorpresa de todos, Ben recibió la carta y manifestó su gratitud a Hubert.
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