Una noche de copas en Nueva Zelanda fue el parteaguas para que Poppy Beguely, de 19 años, descubriera que padecía una angustiante enfermedad.
Al día siguiente, la mujer pensó que sus dolores de cabeza y vómitos se debían al guayabo, pero los síntomas continuaron durante un año.
Su angustia aumentó un año después, cuando le salieron unas ronchas en el cuerpo y empezó a toser sangre. Acudió al doctor y, tras unos chequeos médicos, le diagnosticaron linfoma de Hodgkin en etapa 3, un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático.
Empezó a tomar quimioterapias para intentar combatir el cáncer, pero temía perder el cabello porque se desempeñaba como modelo.
“La idea de eso (perder el cabello) fue muy difícil de entender, pero al final del día se gana algo y se pierde algo”, contó al medio Need To Know, citado por el portal TN.
“Lo peor de tener cáncer y salir adelante es darte cuenta de que, mientras tu vida quedó en suspenso, el mundo y todos los que lo rodean siguen adelante. Durante un tiempo sientes que retrocediste tantos pasos que te resulta difícil volver a la normalidad, pero eso me dio una visión diferente de la vida”, reveló.
Tras un largo tratamiento, Poppy logró entrar en remisión y recuperar la “normalidad” de su día a día.
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