Danielle Sheehan, una madre de 32 años, se colocó implantes mamarios en 2010, cuando tenía 19.
Años después de haber aumentado su busto, empezó a padecer fatiga, pérdida de cabello, hinchazón e inflamación.
“Sabía que me estaba muriendo lentamente y no me sentía nada bien”, comentó Danielle al medio The Sun.
La mujer debió acudir en varias oportunidades a urgencias en la ciudad donde vivía, Norwich, Inglaterra, pues sentía que estaba perdiendo la visión.
Los médicos le sugirieron que sus problemas de salud se debían a un problema autoinmune o a estar bajo demasiado estrés.
Días después, Danielle conoció a un grupo de mujeres que tenían problemas de salud similares a los de ella. Estos se relacionaban con una enfermedad por tener implantes mamarios.
Se sometió a una cirugía de explantación mamaria y pocas semanas después empezó a recuperar la vista.
Tras vivir esta traumática experiencia, decidió que su nuevo propósito sería advertir a otras mujeres sobre la precaución que deben tomar al momento de someterse a una implantación de senos.
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