Luego de que el especialista recomendara que la menor debía utilizar gafas, su madre decidió llevarla a una óptica para adquirir los anteojos.
Pero para sorpresa de Jacquelyn Stockdale, madre de Isla, la pérdida de visión de la menor era indicio de que algo muy grave estaba pasando con su salud.
La mujer le comentó al medio Newsweek que, luego de que otro oftalmólogo revisó los ojos de Isla, él le ordenó que la llevara al Texas Children’s Hospital en Houston, Estados Unidos, pues le preocupó lo que encontró.
“Los médicos confirmaron que tenía signos tempranos de degeneración macular pediátrica y que sería necesario realizar una prueba genética para determinar la causa”, comentó la madre de Isla.
Los doctores le dijeron a esta familia que la niña “había dado positivo para un diagnóstico de lipofuscinosis ceroide neuronal o enfermedad juvenil de Batten CLN3, una condición mortal y extremadamente devastadora que no tiene tratamiento ni cura”.
Medline Plus explica que esta enfermedad “consiste en la acumulación de un material anormal llamado lipofuscina en el cerebro”.
Entre los síntomas están ceguera o problemas de visión, demencia, pérdida del habla, trastornos de movimiento, convulsiones, falta de coordinación y discapacidad intelectual.
Isla, actualmente de 10 años, desconoce que padece esta enfermedad, pues su familia cree que “ningún niño debería cargar con el peso emocional de un diagnóstico tan complejo”.
Jacquelyn mantiene la esperanza de que su hija pueda vivir una larga y plena vida, debido a que los medicamentos le han ayudado a detener el deterioro ocular, síntoma predominante en la niña.
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