Ante la llegada al trono del rey Carlos III y la reina consorte Camilla, muchos recuerdan las cuestionadas relaciones amorosas de la familia real británica. En 1533 tuvo lugar la primera polémica, al menos la primera conocida.
Luego de que el matrimonio no lograra concebir un heredero varón, Enrique VIII intentó divorciarse de su esposa para encontrar una nueva pareja, pero ante la negativa de la mujer y el papa Clemente VII, el rey decidió alejarse de la Iglesia católica romana y creó la Iglesia anglicana. Finalmente, los esposos se separaron en 1533.
El rey Eduardo VIII tuvo una grave crisis constitucional tras solicitar su unión con Wallis Simpson, quien ya se había divorciado en dos oportunidades. Decidió abdicar para casarse con el amor de su vida.
La hermana menor de la reina Isabel ll conoció a Townsend cuando ella tenía 14 años. Su romance permaneció en secreto dentro de la familia real. A pesar de que en 1953 hubo una intención de matrimonio, no pudieron casarse debido a que el hombre era divorciado.
Su unión duró más de 70 años y, a pesar de que el pueblo británico creía que el matrimonio real era “perfecto”, trascendió que el esposo de la monarca supuestamente fue infiel en varias oportunidades.
El triángulo amoroso del nuevo rey del Reino Unido llegó a su fin en 1996, luego de que Carlos y Lady Di se divorciaran oficialmente. En 1994, el entonces príncipe anunció que le había sido infiel a Diana con Camila.
En enero de 1992 los duques de York anunciaron su separación. Medios británicos aseguraron que Ferguson fue vista acompañada por varios hombres mientras el príncipe se encontraba “realizando sus deberes reales y navales”. Años después, Andrés también se vio en medio de un escándalo por presunto abuso sexual a una menor de edad.
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