Andy Hamilton, de 54 años, ha estado casado con Gemma, de 37, desde hace casi una década y, según ella, “siempre hemos estado muy seguros de nuestra relación”.
Pero la dinámica familiar y la relación empezó a cambiar cuando Andy mostró una serie de comportamientos diferentes.
Todo empezó hace tres años, cuando nació su hijo Henley, pues Andy mostró desinterés ante la llegada de su pequeño e, incluso, se quedó dormido en el parto.
Para Gemma era muy extraño, pues Andy, del Reino Unido, solía estar muy involucrado con su familia, conformada por otros tres hijos.
“Le pedía a Andy que le cambiara el pañal a Henley, a lo que él decía que le dolía la cabeza y que yo tenía que hacerlo. Pensé que era una excusa y que él estaba luchando por adaptarse a la vida con niños pequeños, pero sentí como si él no me estuviera escuchando”, explicó Gemma al medio The Sun.
Otro indicio de que algo no estaba bien con Andy fue cuando su esposa le empezó a “señalar cosas que hacía mal y su paranoia le hacía creer cosas que no eran ciertas”.
Tras Andy manifestarle a Gemma que creía que ella le era infiel, su esposa intentaba demostrarle todo lo contrario. Incluso, él se contradecía y afirmaba que ella no lo estaba traicionando, pero “no podía detener esos pensamientos”.
Tras seguir con cambios de comportamiento y presentar episodios de confusión, paranoia y poca motricidad, decidió consultar a su médico.
Días previos a la consulta, se le olvidó cómo sacar la almohada de la funda y minutos antes de ser atendido empezó a vomitar.
El médico lo revisó y lo remitió al Hospital del Condado de Dorset porque sospechaba que padecía una infección, pero la verdad era otra.
Tras una serie de exámenes, se detectó que la cognición de Andy se había deteriorado porque padecía un tumor cerebral de glioblastoma (“un tipo de cáncer que comienza en las células llamadas astrocitos que brindan sostén a las células nerviosas”, según Mayo Clinic).
El 31 de mayo de 2023, debieron someterlo a una cirugía de emergencia para reducir el tamaño del tumor y a seis semanas de radioterapia y quimioterapia.
Tras la cirugía, el humor de Andy mejoró considerablemente y su personalidad se parecía a su versión de hace tres años.
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