Kendra Capalbo pasó 15 años analizando y evaluando la salud mental de asesinos seriales de mujeres y niños en el Centro Correccional para Adultos de Rhode Island, en Estados Unidos.
Los argumentos de los asesinos le hicieron “darse cuenta de que los hombres podían ser muy engañosos”.
“Muchos de los reclusos eran extremadamente encantadores. Me podía imaginar cómo las mujeres se enamoraban de ellos”, contó a la agencia Jam Press.
“Pero escuchar los detalles de sus crímenes, especialmente aquellos que involucraban a mujeres y niños, y la lógica que muchos de ellos usaron para justificar su comportamiento, hizo que fuera difícil confiar en los hombres”, enfatizó.
Cuando intentaba conocer a un hombre para involucrarse sentimentalmente con él, tan solo se le venía a la mente cómo los reclusos pensaban y veían a las mujeres.
Se percató de que su trabajo estaba siendo perjudicial para sus relaciones de pareja, por ello renunció al empleo y empezó a trabajar como terapeuta de pareja.
Al salir de la cárcel “pude reconocer cuánto muro había levantado a mi alrededor y pude derribarlo lentamente”, contó.
Al trabajar con varias parejas se dio cuenta de lo mucho que quería estar en una relación, por ello se inscribió a una página de citas.
Al cumplir 40 años, conoció a James, de 44. Comparte que él fue muy paciente mientras “bajaba la guardia”.
Ahora, esta extrabajadora social está felizmente casada y muy enamorada. El trauma que le dejaron las charlas con los asesinos seriales lo ha podido manejar paulatinamente.
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