El aniversario se tiñe de sangre por los 351 muertos que han dejado las protestas que cumplen 3 meses en Nicaragua y en las que exigen renuncia del presidente.
El Gobierno, sin embargo, aseguró que el país avanza en la seguridad y la paz, y dio "gracias a Dios por las victorias" que dijo haber alcanzado en los últimos días, en los que se efectuó la Operación Limpieza en la localidad de Masaya, bastión de las revueltas populares.
La Presidencia, que consideró una "victoria" eliminar las barricadas levantadas por los ciudadanos masayas y el desalojo de los jóvenes activistas, señaló que el pueblo, de histórica tradición indígena, destacó los "triunfos de la paz, del amor, del espíritu y la grandeza cristiana, socialista y solidaria".
Sin embargo, el martes, día en que se llevó a cabo la Operación Limpieza, las "fuerzas combinadas" gubernamentales, formadas por policías, parapolicías, paramilitares y antimotines, se cobraron la vida de tres personas en la localidad, entre ellas un menor de 15 años.
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El Gobierno, que omitió esas muertes en el comunicado remitido a la prensa, señaló que trabajó "por la seguridad, la paz y la vida en una voz y con un solo corazón" desde que comenzaron las protestas civiles el pasado 19 de abril.
"De la mano de Dios, seguiremos avanzando en el fortalecimiento de las instituciones y en los caminos de bien común que constituyen la fortaleza de nuestra Revolución", explicó la nota, que añadió que la "opción preferencial por los pobres se alza frente a todas las perversidades del plan terrorista y golpista".
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Gobierno de Ortega dice haber recuperado control en Masaya, bastión de los rebeldes El Ejecutivo de Daniel Ortega acusó, desde el comienzo de las revueltas populares, que los manifestantes y quienes los apoyan buscan dar un golpe de Estado y derrocar al mandatario.
Para el Gobierno, las protestas contra unas fallidas reformas al seguro social fueron "acompañadas de una infame y falsa campaña mediática, una minoría llena de odio que se quiso imponer en Nicaragua".
Además, agregó que la Presidencia "rechazó con la fuerza inclaudicable de su historia y de su presente revolucionario el golpismo, el terrorismo, el crimen, el secuestro, la tortura, las violaciones, el secuestro, los ritos satánicos, la destrucción, el saqueo y la piromanía contra familias e instituciones".
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No obstante, la población acusa al Gobierno de las muertes de más de 350 nicaragüenses, de las lesiones, detenciones arbitrarias, desapariciones e incendios en casas y establecimientos, en los que, al menos, 6 personas resultaron muertas y varias decenas heridas.
Las protestas contra el Gobierno que comenzaron el pasado abril se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
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